La magia de los 10 minutos.



                       





Tu vida es un ritmo constante e incesante de compromisos, whatsapps, mails, reuniones, informes, llamadas y comidas. Tu móvil es el compañero de viaje habitual, con el que hablas más que con las personas en tres dimensiones. Eres un esclavo de hacer y hacer y hacer, por eso tu máquina se acabará averiando y su reparación te costará muy cara.

Una de las grandes cualidades que debe tener quien se dedica a la comunicación es observar, como muy bien apunta el maestro Joaquín Lorente. Observar el entorno, observar a las personas, observar la competencia, observar la cultura, observar la naturaleza y el arte, tener perspectiva para decidir.

Tu disco duro saturado necesita respirar de vez en cuando.

No te sientas culpable por bajar el ritmo, buscar paréntesis o planificar momentos de ocio.

No puedes avanzar sin detenerte a pensar.

Si sueles llegar siempre tarde a las citas, te olvidas cosas, tu respiración es acelerada y te sudan las manos, si cuando ya estás en un sitio estás pensando en el siguiente: cuidado, le pones la alfombra roja al stress.

Si tu familia dice que apenas te ve, si muchas personas no pueden contar contigo porque no tienes tiempo, si estás cansado o de malhumor, cuidado porque tu cuerpo te dará un aviso tarde o temprano.

La recarga de tu cerebro puede ser más fácil de lo que crees.

En vez de desayunar en 5 minutos, desayuna en 15.

En lugar de comer en 30 minutos, come en 40.

Llega 10 minutos antes a las reuniones, clases o compromisos, para tomarte un café.

Busca 10 minutos para caminar a ritmo lento, para disfrutar del paseo.

Escucha 10 minutos de música cada día.

Desconecta el móvil al menos 10 minutos cada día. Y siempre durante las comidas.

No pasará nada. Llegarás igualmente a todo.

No contestes a todos los mensajes de forma inmediata.

No hables de trabajo las 24 las horas al día, hay otros temas de conversación.

Recupera tus hobbies, esas cosas que te gustan y te hacen sentir bien.

Conversa sin prisas con personas a las que aprecias.

Comparte tus preocupaciones, no te lo guardes todo para ti.

La lista de personas que han caído por stress de mi alrededor es muy larga e incluye infartos, pinzamientos de columna, ictus, derrame cerebral...

Si te detienes de vez en cuando, rindes mejor.

Si vas resolviendo tus tareas de forma compulsiva, tu nivel de calidad irá bajando de forma inevitable.

No te engañes, bajo presión no trabajas mejor, es un tópico y una teoría creada por los explotadores.

No te engañes, no puedes con todo, es falso eso de mientras el cuerpo aguante.

Si des-aceleras, encontrarás más y mejores soluciones a las cosas.

Dedicada 10 minutos a repasar este post y piensa si estás en situación de riesgo.

Quiero verte en plena forma y feliz.

Quiero que seas un/a gran comunicador/a, no un robot obsesivo.

Entiendo perfectamente que tener una nómina es una gran suerte. Es normal que como profesional le pongas ganas e ilusión y quieras prosperar y avanzar ... pero si te da un breakdown, perderás mucho más que un empleo.

Cuídate.

Tu vida no puede basarse solo en el trabajo, en dormir poco, en saturarte de compromisos y en salir cada día más tarde. Y más cansado/a. Y más ansioso/a. Y más insatisfecho/a.





                                         Foto de Sandra Escudero.





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