No todo es blanco o negro.
"Trato de aplicar colores como palabras que forman poemas, como notas que forman música."
Joan Miró
Joan Miró
Cuando estoy melancólico, soy azul oscuro, el blue de la noche americana. Esa sensación de cierta fragilidad, de sentir que te falta algo o alguien. Ese deseo de encontrar nuevos alicientes. De pasear sin rumbo, de desear algo inesperado.
Cuando estoy muy aburrido, soy gris, ese gris vulgar e impersonal al que no suelen hacerle caso. Esa mirada al vacío, esa pasividad incómoda, esa monotonía absurda, ese estado donde prefieres esperar acontecimientos.
Si me siento pasional, soy rojo intenso. El estado ideal para inventar, crear, experimentar y soñar. El sentimiento idóneo para cantar, bailar y contagiar ilusión.
En los momentos de relax, soy verde, soy paz, tranquilidad y pausa. Me siento como en un valle inmenso, sin que nada pueda perturbarme. Soy feliz escuchando el silencio y contemplando los lagos espirituales y las lagunas en la agenda de citas.
Si quiero sorprender a los demás y a mi mismo, soy lila, soy disruptivo. Me siento feliz improvisando, invitando a los demás a jugar conmigo, a aparecer por una calle céntrica sin tópicos y sin convencionalismos.
Si percibo derrota, soy negro, negro de tristeza. Negro que iré convirtiendo en gris cada vez más claro, hasta que me levante y vuelva a luchar.
En situaciones de extrema felicidad soy naranja, porque se tiene que notar.
Cuando escribo, intento ser slow, color azul turquesa, para no correr, para fijarme en los detalles, para escoger mejor las palabras.
Existe un color adecuado para cada situación. A veces lo tenemos crudo. En otras ocasiones nos ponen verdes. En algunos momentos aparecemos rojos de vergüenza. De vez en cuando nos cae un marrón.
A veces perseguimos sueños de colores. A veces nos ponemos morados. Nuestra vida va del rosa al amarillo. A veces esa canción de jazz suena granate. A veces las caricias son pistacho. Y los besos, multicolor.
A veces el mar azul es naranja, la hierba verde es ocre, el asfalto negro es plateado, la nube blanca es gris, el camino marrón es caramelo, la mirada de tu amiga es transparente, la piel blanca es chocolate, el otoño amarillo y la primavera... granate.
No todo es blanco o negro. A veces es gris. Y a veces no.
La diversidad es bonita.
El color de tu piel no me importa, me importa tu alma y tu corazón.
Comparto contigo las sensación de ser de colores.
ResponderEliminarYo tengo todos los colores, pero sobre todo son vivos e intensos. Muy pocas veces, menos mal, se quedan opacos.
Y me gusta.
Diana