El negocio de la publicidad puede ser convencional, tópico, clásico y anticuado.




                      Irene Mosquera de Lola Mullen Lowe.


( Soy fan de la publicidad, me encanta pensar campañas y conocer a personas interesantes. Esta reflexión no es de un hater, sino de alguien que quiere compartir una visión diferente del negocio. Tal vez no soy el único, muchas agencias ya se están transformando y cambiando su mentalidad, de todos modos es solo una opinión, no es la única ni la mejor).




En el mundo de la publicidad nos llenamos la boca con expresiones como cool, milennial, generación z, story caring, postpublicidad, virality, conceptos líquidos, insight, vintage, true, pero en realidad muchos/as somos unos/as inmovilistas y unos/as anticuados.

Gestionamos el negocio como hace más de 60 años, a la novedad le llamamos moda y al presente, futuro. Seguimos siendo unos burócratas que vivimos en estructuras piramidales donde nos pasamos el día de reunión en reunión y de versión en versión. Queremos medir las cosas con fórmulas matemáticas, estadísticas, pre-test, post-test, datos, investigaciones, inteligencia artificial y gráficos.

Salimos de trabajar a las 12 de la noche y estamos saturados de publicidad, en lugar de buscar la manera de incluir el cine, la música, los documentales, los cortos, los videoclips, las fotos y el diseño en nuestra combinación.

Permanecer más horas en la oficina no nos hace mejores.

El eslabón perdido es algo menos tangible y cuantitativo que los impresos, los formularios, las plantillas y los esquemas. Se llama emoción. Se llama encantamiento, vivir experiencias, expectativas, sorpresa, misterio, intriga, sensibilidad, provocar la curiosidad, crear historias más allá de los soportes puramente publicitarios, tal y como apuntan Daniel Solana y Kevin Roberts.

 Instalados en el miedo, el convencionalismo, los tópicos y el pasado, pretendemos sobrevivir un año más sin cambiar ni un aspecto de nuestra jurásica mentalidad.

Más reuniones, más alternativas de cada campaña, más comidas y cenas innecesarias, más documentos, más presión, más becarios que vienen y van, más truchos, más reciclaje de antiguas ideas, más clonación de la creatividad colgada on line, en youtube o en vimeo, más postureo en instagram ... y menos tiempo para pensar.

Tienen que ser nuevos proyectos, experimentos empresariales o profesionales intuitivos los que apuesten por lo que ya se toca pero no queremos tocar. Ahora no todo es  "sota, caballo y rey", como dice mi amigo planificador de medios Lluis Jornet.

Cada briefing, cada caso, requiere una personalización, una comunicación ajustada, una combinación que busca la complicidad y el sentimiento. Los burócratas tienen los días contados. Los que pretenden hacerlo todo siempre igual, pueden morir en el intento.

Las marcas quieren estar cerca del consumidor y eso significa creatividad, innovación, disrupción, huir de esa línea media donde todo se parece demasiado.

Podemos tener muchos datos a mano, pero sin llegar a los corazones no conseguiremos nada.

Pensar diferente. Crear diferente. Trabajar diferente.

Seguimos enseñando en las aulas a montar portafolios sin ir a la esencia, a la base, tenemos que conseguir que la mente combine pensamientos inéditos.

Nuestros equipos tienen que conocerse e interactuar, compartir experiencias, no ocupar sillas en el más absoluto silencio.

No lo sabemos todo, tenemos que aprender cada día.

El atrevimiento necesita que abras las ventanas de tu convencional oficina y bajes a la calle a descubrir qué está pasando.

Si quieres.









Comentarios

  1. Momento de crisis, momento de cambios. Es hora de brir las puertas a la publicidad 3.0

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  2. Esperem que la nova generació canviï una mica la situació. El temps dirà...

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  3. Estamos en ello... bienvenida Maria Verónica Sotelo :)

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  4. Richard, eres forever young.

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