Lo que de verdad importa.


Cuento mano amiga creado por Dalmau Oliveras y sus dos hermanos.



En noviembre de 2009 entró en mi mundo el cliente más singular de mi carrera. Había anunciado antes cosas tan raras como tapones de silicona para los oídos, cubre-radiadores, pinturas para barcos y aviones, galletas para perros... los anunciantes te piden normalmente valor de marca, posicionamiento, rotación, promoción, ventas, pero no suelen poner en el briefing la investigación científica como objetivo.

La Plataforma de Afectados por ELA (esclerosis lateral amiotrófica), si. Trabajar para esta causa me ha hecho pensar mucho, no solo en la campaña, sino en lo que me ha aportado como ser humano.  Los afectados y familiares me han contagiado optimismo, atrevimiento, riesgo, pasión. Son una piña en busca de un resultado. Han pasado a la acción como haría David contra Goliat, David Crockett en el Alamo, o Uma Turman en Kill Bill.

Son los Braveheart del siglo XXI. Están todo el día buscando alianzas, stake holders, eventos, reuniones, actos en la ciudad, manifestaciones, congresos... han inventado libros, pulseras, objetos, y siempre con una sonrisa en los labios. Por eso ahora vuestra lucha es también la mía. Y la de todo el equipo de Publicitarios Implicados. Para ellos hemos creado dos documentales, un spot, videos, flash mob, folletos, camisetas, conferencias, reportajes, gráficas, pósters, lo que haga falta. Creamos también el slogan "La Ela existe".

Tenemos todavía muchas incógnitas. Por ejemplo, la vinculación con el deporte profesional: Juan Carlos Unzúe, toda una generación de futbolistas italianos como Stephano Borgonovo,  Anty García, Carlos Matallanas, Stephen Darby, Jimmy Johnstone, Gianluca Signorini , Pete Frates que dio origen al movimiento "ice bucket challenge"o Migual Ángel Roldán impulsor del movimiento "saca la lengua por la ELA".



Documental "la inspiración del 8" de Publicitarios Implicados.


La reflexión de hoy me lleva a recordar cuando Pedro dijo: "hoy es el peor día del mundo" porque no paraba de llover, o cuando Borja no salió de casa porque no le regalaron el Ipad, o Elena se puso histérica porque no quedaban entradas para el concierto de Shakira.

Nos pasamos el día quejándonos de casi todo, utilizando frases como: no hay derecho, esto no hay quien lo aguante, no puedo más, esto no es vivir, pero cuando las pronunciamos nos referimos a que el ordenador va lento, se nos ha roto una uña o las notas de medios tardan en salir.



                                Ferran Adrià y su equipo apoyando la campaña "La ELA existe".  



Somos los privilegiados de la cotidianidad. Estamos sanos y llegamos a fin de mes, pero tenemos un millón de excusas y coartadas para sentirnos infelices. Ana me decía ayer amargamente que no podía seguir estudiando en New York, que no tenía más remedio que trabajar.

Enrique se quedó sin una chaqueta vintage y se lo tomó como la peor noticia del año, y Laura, que tenía 5 pares de botines lloró porque no encontraba los raros. A veces pienso que nuestra banalidad y nuestra superficialidad nos supera cada día.

Un día me encontré a Jordi tirando al suelo todo lo que tenía a mano, con toda su rabia, porque no le arrancaba la moto. Le daba patadas a la palanca de forma compulsiva. Con mucha tranquilidad y técnica, conseguí que se pusiera en marcha a la primera. Me comentó que se iba a urgencias porque seguramente tenía un esguince.

No tenemos tiempo para nada y menos para pensar que tenemos mucha suerte. Somos los juguetes rotos de la sociedad de consumo, acelerados, sin empatía y sin ganas de hacer algo diferente. Nuestro mundo on line nos convierte en avatares, que experimentan una vida activa en las redes sociales, pero son incapaces de mantener una conversación presencial.

Después de la Covid solo pensamos en salir de viaje, divertirnos, consumir, pero no en que podríamos ser más solidarios.

Leí una investigación con un resultado impactante: ya no sabemos estar más de 6 minutos sin hacer nada. Sentarnos durante dos horas en la terraza de un bar, nos parece una eternidad. Estar 10 minutos sin consultar el móvil nos parece imposible. Un documental de una hora es eterno.

No le damos valor a los momentos, a los pequeños detalles, a las palabras, a las tertulias, a compartir, a una comida en compañía, a pasear sin prisas, a disfrutar de la naturaleza, a ver una película y comentarla después.

Cualquier cosa nos disgusta o nos enfada. Un comentario por whastapp, que no nos contesten enseguida, una frase en instagram, una broma que no hemos entendido, un día con mucho viento que nos impide caminar deprisa, olvidarte los cigarrillos o tener que ir en metro porque el coche está en el taller.

Creo francamente que estamos mucho más enfermos que mis admirados Tony, Sira, Mireia, Juan, Dámaris, Yolanda y todos los que conviven o convivieron cada día con la ELA.

Con la diferencia de que ellos necesitan apoyo y ensayos clínicos y nosotros un buen reset mental.

Tenemos un botón que acciona fácilmente la envidia, el rencor, la ira o el negativismo y  a veces olvidamos el botón de la energía positiva, la buena química, el que nos hace decir gracias y te quiero.









"La preocupación es como una mecedora, te mantiene ocupado pero no te lleva a ninguna parte."







Comentarios

  1. Otra vez me haces pensar, meditar, valorar todo lo que soy, todo lo que tengo...

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  2. … siempre nos quedarán las conversaciones con nuestras personas favoritas!… seguro que convencemos a alguien más.
    Lau

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