No me gusta la fama.
... el prestigio, si.
Desde mi punto de vista, dedicar espacio y horas de tu vida a ser famoso/a, es una pérdida de tiempo. No tengo ni el más mínimo interés en que me reconozcan por la calle, me pidan autógrafos o invadan mi intimidad cuando voy a comprar el pan, el periódico o hago la compra en el súper.
No me seduce absolutamente nada salir en un programa de televisión, en la prensa del corazón o en los chats on line. A mi ego le sienta mejor la discreción, el segundo plano y la búsqueda constante de intentar mejorar en todo. No me gusta ser el protagonista de nada.
Entiendo que una actriz, un músico, un artista o un escritor, necesiten el apoyo mediático para mejorar su status económico y social. Pero un publicitario (salvo en Brasil), es un profesional al que casi nadie conoce. Y si sales a preguntar por la calle, te nombrarán a Risto, Lorente, Bassat, Toni Segarra y con suerte Miguel García Vizcaíno o Mónica Moro.
El resto, pueden ser conocidos en su entorno o en su sector pero no para el gran público. Además te dirán (sin razón) que los creativos somos unos locos, bohemios, hippies, desordenados, raros, infieles, fiesteros y poco fiables.
No necesito community manager, sino invertir más tiempo en mi pequeño universo. Si el prestigio supone respeto, reconocer una trayectoria, valorar tu capacidad, lo prefiero mil veces a la fama.
Nunca he pensado que las aulas deban ser un espacio para hablar de mi y de mis campañas. Al contrario, prefiero evitarlo.
No me gusta ir a un congreso o a una conferencia para hablar de mi. Me gusta mucho más utilizar el "nosotros", el plural, mencionar al equipo.
Ahora bien, para defender una campaña, para presentarla, para explicar alguna cosa, no me importa dar la cara. Asumo el protagonismo para conseguir un fin, no para complacer a mi ego.
Soy muy alegre, bromista y me encanta estar con personas, conocer a gente interesante, aprender y compartir. Es cierto que tengo fotos con "famosos/as", pero es para recordar el momento.
Prefiero que los clientes invisibles de implicados sean visibles. Prefiero regalar a que me regalen.
No nací para ser pasto de los medios. Soy un tipo que disfruta con lo que hace, pero no me considero un genio, ni un guay, ni un referente, ni nada especial.
No me seduce absolutamente nada salir en un programa de televisión, en la prensa del corazón o en los chats on line. A mi ego le sienta mejor la discreción, el segundo plano y la búsqueda constante de intentar mejorar en todo. No me gusta ser el protagonista de nada.
Entiendo que una actriz, un músico, un artista o un escritor, necesiten el apoyo mediático para mejorar su status económico y social. Pero un publicitario (salvo en Brasil), es un profesional al que casi nadie conoce. Y si sales a preguntar por la calle, te nombrarán a Risto, Lorente, Bassat, Toni Segarra y con suerte Miguel García Vizcaíno o Mónica Moro.
El resto, pueden ser conocidos en su entorno o en su sector pero no para el gran público. Además te dirán (sin razón) que los creativos somos unos locos, bohemios, hippies, desordenados, raros, infieles, fiesteros y poco fiables.
No necesito community manager, sino invertir más tiempo en mi pequeño universo. Si el prestigio supone respeto, reconocer una trayectoria, valorar tu capacidad, lo prefiero mil veces a la fama.
Nunca he pensado que las aulas deban ser un espacio para hablar de mi y de mis campañas. Al contrario, prefiero evitarlo.
No me gusta ir a un congreso o a una conferencia para hablar de mi. Me gusta mucho más utilizar el "nosotros", el plural, mencionar al equipo.
Ahora bien, para defender una campaña, para presentarla, para explicar alguna cosa, no me importa dar la cara. Asumo el protagonismo para conseguir un fin, no para complacer a mi ego.
Soy muy alegre, bromista y me encanta estar con personas, conocer a gente interesante, aprender y compartir. Es cierto que tengo fotos con "famosos/as", pero es para recordar el momento.
Prefiero que los clientes invisibles de implicados sean visibles. Prefiero regalar a que me regalen.
No nací para ser pasto de los medios. Soy un tipo que disfruta con lo que hace, pero no me considero un genio, ni un guay, ni un referente, ni nada especial.
Ya sé que para muchos (as) es un objetivo y hasta "matarían" por conseguir momentos de gloria en la tele, on line, en los periódicos o en las revistas.
Para mí, la gloria es estar en un pequeño rincón con el sol de cara, disfrutando de una conversación interesante. Sin ninguna prisa ni obligación por ir a ninguna parte.
Para mí, el paraíso es estar con personas a las que quiero, con buena música de fondo y una copa de cava sobre la mesa.
Para mí no hay mayor placer que compartir conocimientos en una clase de seminario, pensar storytellings originales o cantar mientras suena una canción de Carrie Underwood.
La fama es un reconocimiento que puede ser injusto, efímero o puede suponer pagar un precio muy alto en tu intimidad.
Soy Richard Wakefield y no soy famoso, pero siempre intento ser honesto y dar lo mejor de mí mismo.
En todo lo que hago.
"Fama es que te conozcan todos/as. Prestigio, solo los que importan"
"Tengo a mi ego escondido en un cajón y he perdido la llave que lo abre"
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