Larga vida a los bares y a las terracitas.



Los negocios vinculados a la restauración han entrado en una tremenda crisis por el covid. Algo que siempre se ha sustentado en las distancias cortas, la alegría, los comentarios, la amistad y las celebraciones, ha pasado a ser un espacio frío y poco acogedor en primera estancia. Finalmente, se han visto obligados a cerrar en diversas ciudades, provocando en muchos casos su desaparición.


Si sumamos los bares y restaurantes que hay en España, sale una cifra cercana a los 300.000. No esta mal. Es una oferta variada, completa y para todos los gustos.

Estoy seguro de que todos teníamos un bar, UNO. Ese local al que fuimos durante años por su café, por sus combinados, por la simpatía de su dueño o por el ambiente que se crea. Podías frecuentar otros lugares, pero sabías que ese era tu bar, el que te gustaba, el que te hacía sentir bien, el que sigue allí aunque no sabes hasta cuando.

Allí se han gestado ideas, se han propuesto conversaciones interesantes, se ha hablado desde la intimidad, te has divertido, te has aburrido, has leído un libro o un diario deportivo.

Sabes que tenía algo especial, tal vez por su sabor auténtico y antiguo, tal vez por el nivel de confianza que se generaba, tal vez porque era el ideal para ver partidos de fútbol apasionantes... es difícil de explicar, pero te mantenías fiel a sus paredes y a sus propuestas.

Cuando mis hijos eran pequeños descubrimos un restaurante especializado en pollos, pollastres de Llull. Ellos preferían ir al Telepizza, hasta que lo re-bautizamos como telepollo. Fue un éxito que duró varios años. Ahora, otro restaurante ocupa su lugar.

En Barcelona tenemos el pub Irlandés Michael Collins, perfecto para escuchar música en vivo, para ver la premier league o para celebrar con amigos. O el Belushi, céntrico y frecuentado por guiris.

El Bracafé, que desapareció después de 87 años, se ganó la merecida fama de hacer café del bueno, un local frecuentado por locutores e invitados de la Cadena Ser.

La terraza de "los chinos" a la que pusimos el naming de China World, situado en un tranquilo parque de la calle indústria, te ofrecía un escenario relajante y tranquilo a media tarde.

El pequeño pero encantador bar Lou en la calle escorial, te preparaba unas tapas de ensueño y unos huevos estrellados para mirar las estrellas.

Son esos bares con encanto, para ti únicos y especiales, que te acogían con una sonrisa a cualquier hora del día, tal vez se lllamaba velódromo, Morryssom, coctelería Boadas, la esquinica, el Bar Tejada, El peor bar del mundo, Hola Nepal, Tasca i Vins, la cervecería Lesseps, la terracccita,  o el Bar Tomás, ese que hacía tan bien las patatas bravas.

Son esos bares que han ido creciendo contigo, manteniendo su esencia, o esos restaurantes como Cal Sisquet de El Roc de Sant Gaietà, auténtica saga familiar, con sus vistas al mar y sus helados tantas veces premiados. Para un día muy especial, podías ir al 9 reinas o el Lasarte.

Tú también tenías el tuyo. Tu favorito. Podía ser la bodega San Rafael de Sevilla, la Sidrería Trabanco de Gijón o La Taberna de Tito de Alicante. O esos bares entrañables frente al estadio de Riazor en La Coruña.

No eran restaurantes de 5 tenedores ni lugares cool o con diseño de vanguardia. Eran espacios cercanos, que no destacaban por su lujo sino por su ambiente, su calidez, por sus mesas con historia que explicaban historias.

Te sentías orgulloso/a de enseñarlos a los demás, como parte de tu mundo, porque entre otras cosas sabes que allí no iba todo el mundo.

Tu bar tenía algo que no tenían los otros. Y podía ser por un millón de razones. Tú lo descubriste y lo has disfrutado con privilegiados compañeros/as.

Ahora vamos a asistir a un paisaje de persianas cerradas, nada de terracitas, nada de sentir el calor de la proximidad, nada de reuniones, nada de celebraciones, nada de canciones. Unas semanas de momento, dicen. Con la esperanza de que "nuestro bar "vuelva. Tiene que volver. Si se va, una parte de nosotros se irá con él.


Post escrito en 2018 y re-escrito en octubre de 2020.






Fotos: Bracafé.

           Cal Sisquet.


Gracias a la revista Time Out por inspirarme.

Comentarios

  1. si, me pasaron ese artículo y ya derramé una lagrimita por mi querido bracafé de Caspe, allí había una frase del gran Joan Barril, "un café es la certeza de que los próximos cinco minutos van a valer la pena"

    Mario Maeso.

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  2. Café Paraíso en Oviedo
    Hontanares en Madrid
    La Bohème en Poble Sec...q hasta aparece en esta canción https://youtu.be/U3-odKCyjio

    Ana Barredo.

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  3. Bar de Tarroja de Segarra, la bombolla a Cervera, el Gatzara a Guissona.
    Les tasques del barri Gotic i el barri de gracia plaça del Sol.

    Grans moments amb amics

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