No soy Dulceida.
Risto Mejide por Joaquín Aldeguer.
"Básicamente, podríamos definir a un influencer como aquella persona que tiene gran presencia en redes sociales, con tanta credibilidad entre sus seguidores y lectores que se convierte en un gran prescriptor."
Estamos en un momento en que se ha hecho evidente la ausencia de referentes. Más allá de Greta Thunberg, Alexia Putellas, Sebastiao Salgado o el activista en defensa de la naturaleza Leonardo Di Caprio, han crecido en las redes personajes auto.creados y auto-crecidos sin que necesariamente estén avalados por premios y reconocimientos.
No podemos negar la gran eclosión de los influencers en el mundo del marketing y la comunicación, las marcas siguen apostando por ellos y los consumidores también.
La lista es larga, podemos citar a Laura Escanes, Pelayo Díaz, Aida Domenech, "dulceida", Lovely Pepa, Paula Echevarría, Nina Urgell, Marta Escalante, Macarena Gea, Belén Corralejo, Sara Escudero, Risto Mejide, María Valero, Izhan Go, David Rees, Vicky Gómez, Pablo Castellano, Carla Laubalo, Pau Clavero, Alex Chiner, Paula Gonu, Roi Méndez, Jon Kortajarena, Oscar Casas, Alexandra Pereira, Alvaro Mel, Cindy Kimberly, Cristina Pedroche, Sara Carbonero, Jessica Goicoechea, María Pombo, Marta Lozano, Sergio Carvajal, Antonio Pozo, Jonán Beltrán, Marc Forné, Alberto Ortiz, Blue Equis, Carlos Soler, Antonio Miranda, Carlos Redondo...
Estos hijos de instagram, de tik tok y de las redes sociales recomiendan ropa, complementos, locales y lo que haga falta. Se abre un gran interrogante sobre sus verdaderos gustos, pero eso es como pedirle a Rafa Nadal que adquiera todos los artículos que anuncia.
Todos sabemos que se compran seguidores, que hay cuentas falsas en twitter e instagram, que se está viciando esta manera de promocionar, pero no cabe ninguna duda de que funciona.
Tampoco es muy de recibo que el mismo influencer anuncie 20 cosas diferentes y muy diversas, porque pierde credibilidad.
Podemos cuestionar que en un momento en el que se tiende a utilizar gente normal en publicidad, vuelvan a aparecer estereotipos de belleza posando en tópicos escenarios.
Probablemente, tras este gran boom, se buscará más la calidad que la cantidad. Las marcas afinaran más y eliminarán a cualquier influencer sospechoso. La transparencia siempre es una buena elección. Hace falta un poco de orden en un área poco legislada.
Pero no podemos negar la evidencia de la rentabilidad y la eficacia que estos protagonistas sociales han conseguido hasta ahora. Una sola foto, a veces, ha hecho ganar millones, es absolutamente cierto.
Muchos/as influencers son grandes profesionales. Escriben con solvencia, son buenos actores o modelos, hacen fotos magníficas, se mueven con soltura en la televisión...es cierto que existen frikis, pero no sería justo generalizar.
A mi me encantaría que un influencer participara de storytellings ingeniosos o sorprendentes, no en guiones predecibles ni en anuncios con nula creatividad.
No podemos negar la gran eclosión de los influencers en el mundo del marketing y la comunicación, las marcas siguen apostando por ellos y los consumidores también.
La lista es larga, podemos citar a Laura Escanes, Pelayo Díaz, Aida Domenech, "dulceida", Lovely Pepa, Paula Echevarría, Nina Urgell, Marta Escalante, Macarena Gea, Belén Corralejo, Sara Escudero, Risto Mejide, María Valero, Izhan Go, David Rees, Vicky Gómez, Pablo Castellano, Carla Laubalo, Pau Clavero, Alex Chiner, Paula Gonu, Roi Méndez, Jon Kortajarena, Oscar Casas, Alexandra Pereira, Alvaro Mel, Cindy Kimberly, Cristina Pedroche, Sara Carbonero, Jessica Goicoechea, María Pombo, Marta Lozano, Sergio Carvajal, Antonio Pozo, Jonán Beltrán, Marc Forné, Alberto Ortiz, Blue Equis, Carlos Soler, Antonio Miranda, Carlos Redondo...
Estos hijos de instagram, de tik tok y de las redes sociales recomiendan ropa, complementos, locales y lo que haga falta. Se abre un gran interrogante sobre sus verdaderos gustos, pero eso es como pedirle a Rafa Nadal que adquiera todos los artículos que anuncia.
Todos sabemos que se compran seguidores, que hay cuentas falsas en twitter e instagram, que se está viciando esta manera de promocionar, pero no cabe ninguna duda de que funciona.
Tampoco es muy de recibo que el mismo influencer anuncie 20 cosas diferentes y muy diversas, porque pierde credibilidad.
Aida Doménech, "Dulceida" en la presentación de la docu serie "Dulceida al desnudo" de Amazon Prime, foto gentileza de GTRES, aparecida en un artículo de Gabriel Arias Romero en "Ver tele"
Podemos cuestionar que en un momento en el que se tiende a utilizar gente normal en publicidad, vuelvan a aparecer estereotipos de belleza posando en tópicos escenarios.
Probablemente, tras este gran boom, se buscará más la calidad que la cantidad. Las marcas afinaran más y eliminarán a cualquier influencer sospechoso. La transparencia siempre es una buena elección. Hace falta un poco de orden en un área poco legislada.
Pero no podemos negar la evidencia de la rentabilidad y la eficacia que estos protagonistas sociales han conseguido hasta ahora. Una sola foto, a veces, ha hecho ganar millones, es absolutamente cierto.
Muchos/as influencers son grandes profesionales. Escriben con solvencia, son buenos actores o modelos, hacen fotos magníficas, se mueven con soltura en la televisión...es cierto que existen frikis, pero no sería justo generalizar.
A mi me encantaría que un influencer participara de storytellings ingeniosos o sorprendentes, no en guiones predecibles ni en anuncios con nula creatividad.
El simple hecho de que aparezca el personaje no debería ser suficiente. Las marcas tienen que demostrar sus valores y su diferenciación. Cuando un/a influencer no se ha interpretado a sí mismo/a, ha "sorprendido", los resultados han sido excelentes
En relación al tema, tengo que comentar que en varias ocasiones me han ofrecido dinero para promocionar productos en el blog. Nunca lo he aceptado porque me parece un lujo decir lo que pienso, sin que nadie me obligue a cambiar ni una coma.
Necesito este espacio para compartir pensamientos, me enriquecen las opiniones, me encantan mis lectores/as y creo que su fidelidad durante más de 10 años no se merece que ahora me dedique a vender en lugar de opinar.
En relación al tema, tengo que comentar que en varias ocasiones me han ofrecido dinero para promocionar productos en el blog. Nunca lo he aceptado porque me parece un lujo decir lo que pienso, sin que nadie me obligue a cambiar ni una coma.
Necesito este espacio para compartir pensamientos, me enriquecen las opiniones, me encantan mis lectores/as y creo que su fidelidad durante más de 10 años no se merece que ahora me dedique a vender en lugar de opinar.
El blog ha crecido exponencialmente hasta tener números muy altos y lectores en todo el mundo. Pero
el dinero no lo es todo.
el dinero no lo es todo.
Intento ser honesto y transmitir.
Y como he dicho más de una vez, sí que me gustaría ser un influencer de la solidaridad.
Y como he dicho más de una vez, sí que me gustaría ser un influencer de la solidaridad.
No soy Dulceida y Dulceida no tiene nada que ver con Richard Wakefield. De momento.
Foto: Paula Gonu.
"Un estudio de Hello Society (empresa que pertenece al New York Times) muestra que las campañas con micro-influencers son 6,7 veces más eficaces por engagement que las campañas con macro-influencers y que estos personajes logran generar hasta 22,2 veces más conversaciones que un consumidor promedio.
Foto: Paula Gonu.
"Un estudio de Hello Society (empresa que pertenece al New York Times) muestra que las campañas con micro-influencers son 6,7 veces más eficaces por engagement que las campañas con macro-influencers y que estos personajes logran generar hasta 22,2 veces más conversaciones que un consumidor promedio.
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